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La Asociación de Sin Papeles de Madrid y la Red de Apoyo del Ferrocarril Clandestino denuncian los controles de identidad a personas migrantes

Domingo 31 de mayo de 2009

El pasado jueves, 28 de mayo, la Asociación de Sin Papeles de Madrid y la Red de Apoyo Ferrocarril Clandestino denunciaban en rueda de prensa la proliferación de controles de identidad a personas migrantes, que se vienen realizando de manera programada, masiva y sistemática, convirtiendo la ciudad "en un lugar lleno de fronteras y obstáculos que apenas se logran sortear, como si se tratase de una verdadera persecución".

En estudio presentado en la misma rueda de prensa por el Ferrocarril Clandestino, se concluye que se están llevando a cabo controles masivos programados para perseguir la posible comisión de una mera infracción administrativa, lo que va más allá de forma desproporcionada de lo recogido en la Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, que sólo los prevé en caso de que se esté investigando un hecho delictivo grave.

También se concluye en el mencionado estudio que además estos controles están orientados racialmente; que, según declaraciones de algunos policías, en las órdenes que reciben existen cupos para llevar a personas a comisaría; que se sirven de medios desproporcionados (materiales y personales) para una mera infracción administrativa; que los controles se realizan en "lugares de desarrollo del arraigo social" (servicios sociales, escuelas, asociaciones...), de regularización de su residencia (juzgados, embajadas...) y de tareas báscas en la vida cotidiana (locutorios, centros de salud, estaciones...), lo que hace la vida mucho más difícil a personas que ya de por sí no lo tienen nada fácil; que se llevan a cabo traslados innecesarios a comisaría, y la estancia allí se alarga también innecesariamente; y que en algunos casos se han relatado malos tratos físicos y psíquicos.

Por todo ello, desde Ferrocarril Clandestino y la Asamblea de Sin Papeles se sigue denunciando esta injusticia y exigiendo el fin de los controles.

Reproducimos a continuación los comunicados de ambos colectivos:

Comunicado de la Asociación de Sin Papeles de Madrid

Pertenecemos a la Asociación de Sin Papeles de Madrid. Muchos de nosotros vivimos y trabajamos en España todavía sin papeles de residencia. Queremos regularizar nuestra situación para poder vivir con los mismos derechos y responsabilidades que cualquiera. España es el lugar en donde buscamos ganarnos la vida y vivir con dignidad. Aprendemos castellano y las costumbres españolas, convivimos con nuestros vecinos, buscamos trabajo y trabajamos en lo que podemos, nos divertimos con nuestros amigos,...Hacemos lo mismo que cualquier persona.

Sin embargo no nos tratan como a cualquier persona. Nos persiguen y nos consideran delincuentes peligrosos con la excusa de no tener los papeles de residencia en regla. A veces peor, porque nadie sabe lo que nos ocurre. Nos piden la documentación constantemente cuando vamos paseando por la calle. Incluso varias veces al día a compañeros con papeles. Nos llevan a comisaría porque nos dicen que los documentos que tenemos son falsos y tienen que identificarnos. A veces son los mismos documentos que ellos nos dieron la última vez que nos detuvieron. Nos tienen encerrados en comisaría uno, dos o tres días. Luego nos dejan en la calle. Y vuelta a empezar. Nos persiguen, nos vuelven a detener, nos llevan a comisaría otra vez ¿Cuando va a parar esto?

Salir a la calle es un desafío. La policía nos busca en los lugares a los que vamos para ganarnos la vida, regularizar nuestra situación o llamar a nuestras familias. A muchos nos han detenido cerca de los juzgados, de las embajadas, en el locutorio (nos sacan de la cabina cuando hablamos por teléfono), en las estaciones de autobuses, en los lugares donde nos ofrecen trabajo, junto a las asociaciones donde nos reunimos, a la salida de las clases de castellano, incluso en el restaurante mientras comemos o en la discoteca donde bailamos, entrando muchos policías como si persiguieran a Al Capone.

Nos piden muchos trámites para regularizar nuestra situación. Son casi imposibles de conseguir. También nos piden que aprendamos castellano, que vayamos a los juzgados, que tengamos un trabajo,… pero se nos persigue justo allí donde vamos a hacerlo. Muchos policías nos dicen que no les gusta hacer eso, que son órdenes de sus jefes. Les hemos escuchado decir que tienen que llevar un número concreto de personas detenidas a comisaría. Algunos se quejan de que su coche es muy pequeño y no caben todas las personas que les han pedido sus jefes que lleven detenidos. Por eso a veces nos llevan en furgonetas. Y nos tienen esperando dentro mucho tiempo hasta que se llenan. Como si fuéramos animales en un camión de mercancías. Así lo hacían hace un año. Así lo hacen ahora también.

A veces nos tratan con respeto. Otras veces no, nos aprietan las esposas, nos insultan y se burlan de nosotros, a algunos nos han golpeado. En comisaría nos encierran, a veces a muchas personas juntas, pasamos frío, apenas nos dan unas galletas para comer... Ninguna persona merece este trato. Estamos cometiendo una infracción administrativa y queremos salir de esta situación. Pero una infracción administrativa no es un delito. No se puede justificar por esto tanta persecución y maltrato. No lo podemos entender. Estamos ya muy cansados. Por eso, muchos de nosotros ahora nos quedamos en casa casi todo el día. Mejor no salir a la calle. Dicen que hacen todo esto para luchar contra la inmigración ilegal. Pero nosotros somos los primeros que queremos regularizar nuestra situación para vivir y trabajar aquí legalmente con los mismos derechos y responsabilidades. No nos dejan hacerlo, nos persiguen, nos acosan y maltratan por intentarlo. La mejor forma de evitar todo esto es regularizar legalmente nuestra situación.

No nos resignamos a vivir encerrados en el miedo, queremos salir libremente a la calle sin la amenaza de vernos atrapados en una cacería: a comprar el pan, a buscar trabajo, a visitar a nuestros amigos... ¡porque la vida no es una cárcel! Hoy sabemos que España no es el país de nuestros sueños. Pero no nos rendimos. Hemos venido a luchar por un futuro mejor. Hemos crecido y hemos aprendido mucho trabajando juntos en la Asociación de Sin Papeles. Por eso queremos contar lo que nos pasa e invitar a todas las personas, con papeles y sin papeles, a que luchen con nosotros contra la injusticia. Vamos a seguir haciéndolo.

Para ello proponemos junto con la Red de Apoyo del Ferrocarril Clandestino lo siguiente:

1.- Que desaparezcan los controles masivos, programados y sistemáticos de identificación a personas. Que no se realicen identificaciones racialmente selectivas. Que no se realicen en el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana y en los lugares de arraigo (embajadas, escuelas, locutorios, transporte o lugares de realización de trámites). Que se acaben los malos tratos y que se vigile el trato digno.

2.- Solicitamos una reunión con la Delegación del Gobierno en Madrid y la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior.

3.- Solicitamos que se haga público el compromiso por parte de las autoridades competentes para acabar inmediatamente con esta situación.

Asociación de Sin Papeles de Madrid. Madrid, 28 de mayo de 2009.

Comunicado de la Red de Apoyo del Ferrocarril Clandestino

Desde la Red de Apoyo El Ferrocarril Clandestino y la Asociación de Sin Papeles de Madrid hemos llevado a cabo un estudio sobre los controles de identidad realizados a personas inmigrantes y la situación nos parece preocupante, especialmente grave: por eso estamos hoy aquí.

[ Muchas personas viven una experiencia cotidiana atravesada por el miedo. “Zaira, 31 años: dejó su trabajo porque no se atrevía a salir a la calle tras su segunda detención”. “Shumi, 29 años, fue increpada en los torniquetes del metro por la policía antidisturbio cuando volvía del trabajo, interceptaban a todas las personas “no blancas”; no pudo llamar a su familia que pensó que ella había desparecido”. “Mussa, 28 años, fue detenido mientras chateaba con su familia en el puesto del ordenador de un locutorio”. “John, 19 años, fue detenido en comisaría cuando denunciaba el robo de su bicicleta y llevado al centro de internamiento”. “Rosario, 49 años, fue detenida cuando intentaba averiguar dónde estaba su hijo John, despararecido durante días y del que no recibió ninguna noticia”. “María tiene miedo de ir a recoger a su hija al colegio, la policía espera a los padres en la puerta para pedir los papeles”. “Degen fue detenido por no tener papeles y pasó tres noches en comisaría, sólo tomó galletas y zumo en ese tiempo, pasó mucho frío; a la salida de la comisaría la policía le increpó de nuevo y fue nuevamente detenido. A los tres días en el portal de su casa le volvieron a detener”]

En los testimonios recogidos se remarca la angustia de sentirse perseguido, de sentirse atrapado. Hay personas que se ven obligadas a cambiar de barrios, de ciudades, a abandonar sus proyectos vitales, huyendo de la policía. Mucha gente pasa tanto miedo que no puede dormir por la noche, sueña con controles, con abusos y con violencia. Expresan que el mundo se parece a una ratonera sin salida, más que a un lugar en el que vivir.

¿En qué nos afecta esta situación a la gente que no sufrimos controles de identidad y que podemos circular libremente a lo largo y ancho del mundo? Por una parte, no son personas “extrañas”: se trata de las personas con las que convivimos cotidianamente, de nuestros vecinos y vecinas, de nuestros seres cercanos y queridos. Y lo pasamos mal cuando alguien de nosotros lo pasa mal.

Por otra parte, pensamos que lo que ocurre forma parte del mundo en el que vivimos todos y que el empeoramiento de las condiciones de vida de algunos se traduce en un empeoramiento de las condiciones de vida presentes y futuras de toda la población. Como ciudadanos sentimos que tenemos una responsabilidad ética con la sociedad que estamos construyendo, que es la sociedad donde vivimos todos: no podemos tolerar que la inmigración se regule vulnerando derechos humanos fundamentales. Sentimos, además, que tenemos una enorme responsabilidad histórica: el modelo de convivencia dibujado en un momento como el actual, de transformaciones globales, definirá el tipo de sociedad con la que tendremos que lidiar en el futuro, y no queremos una construida sobre las bases de la injusticia y la desigualdad. En la historia reciente de Europa tenemos experiencias terribles de expulsión y marginación de los otros, de racismo, donde las bases que nos hacen iguales a todos los seres humanos fueron aniquiladas. No queremos que eso se repita. Queremos que esta situación pare.

Para ello, queremos llamar la atención sobre algunos puntos y plantear alternativas a partir de herramientas que encontramos en los propios se encuentran en los textos legales pero, sobre todo, y a partir de una voluntad ética y política que toma la igualdad como un principio irrenunciable. Sabemos que la forma de funcionar actual no es la única y que, ni mucho menos, es necesaria:

En primer lugar, se están produciendo controles policiales masivos programados e identificaciones sistemáticas. Por una parte, este modo de control es absolutamente desproporcionado frente a la posible comisión de una infracción administrativa como es no tener papeles de residencia en regla. La desproporción de estas intervenciones policiales presupone que se trata de peligrosos delincuentes que deben ser detenidos, lo que produce un efecto estigmatizador de la población inmigrante. Además, genera situaciones de violencia que redundan en la separación de la población entre las personas blancas y no blancas, lo que influye negativamente en una convivencia igualitaria.

Por otra parte, los controles policiales masivos y sistemáticos están promovidos por un principio de discriminación: en estos controles existe una selección de la población, según los rasgos de la piel una persona es interceptada y, en su caso, detenida. Los controles de identidad no se realizan a las personas blancas: la policía se instala en bocas de metro por las que transitan personas migrantes que se dirigen a sus trabajos; entra en los locutorios, los dispositivos policiales se arman en unos barrios y no en otros y se actúa cumpliendo órdenes para alcanzar un número de inmigrantes que deben ser detenidos, pese a que los cupos debían haber desaparecido..

Este modo de control atenta directamente contra del artículo 14 de la Constitución Española en la que se dice “no se perseguirá a ninguna persona por razón de raza, género, orientación sexual, religión, etc”. y en contra del primer artículo de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos se afirma que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

En segundo lugar, nos parecen especialmente preocupantes los testimonios de malos tratos, abusos y agresiones por parte de la policía. Pensamos que ninguna autoridad debe actuar haciendo uso de la fuerza, no existe ninguna legitimidad para ello, al contrario: la policía debe ser especialmente sensible a las situaciones de vulnerabilidad en la que se pueden encontrar las personas. Todas las denuncias que se realizan en este sentido (desnudos en la vía pública, cacheos injustificados, insultos racistas, lesiones, falta de alimentos y mantas en comisaría, impedimentos para realizar una llamada tras la detención) deben ser inmediatamente investigadas, protegiendo a la persona afectada, independientemente de que tenga o no tenga papeles.

En tercer lugar, el derecho se basa en los principios de mínima intervención y proporcionalidad, es decir, en aplicar siempre mecanismos ajustados ante cualquier incumplimiento de la ley y siempre los menos dañinos para la persona y la sociedad. Sin embargo, mientras que carecer de documentación es una infracción administrativa, las medidas que se están utilizando para afrontarla son de tipo penal: grandes despliegues policiales, cacheos y registros, detenciones de hasta 72 horas en comisaría, ingreso en los Centros de Internamiento para Extranjeros durante 40 días… Entendemos que si se trata de un proceso administrativo este puede seguir su curso sin necesidad del perjuicio y el daño psicológico que todo este dispositivo implica para la persona que comete la infracción, por no hablar del tremendo gasto social que supone.

Pensamos que buscar soluciones para cambiar esta situación no es una gran exigencia, sino una cuestión de mínimos de respeto a los derechos humanos. Reiteramos que no nos podemos desentender de la pregunta por el tipo de sociedad que estamos construyendo, porque se trata del lugar en el que vivimos todos.

En este sentido, desde la Red del Ferrocarril Clandestino queremos hacer una invitación,

- a todos los ciudadanos y ciudadanas que hayan pasado por esta situación a dejar constancia de sus testimonios, experiencias y relatos, tanto de los propios como de las personas cercanas.
- a todos los ciudadanos y ciudadanas a hacer uso de su derecho legítimo de protesta cuando se estén vulnerando los derechos de otras personas, a apoyarnos entre todos y a crear solidaridad, complicidad y lazos en el momento en el que se producen los controles u otras situaciones injustas: que ante la certeza de que no queremos vivir en un mundo así, busquemos la alianza y la fuerza junto a otros.
- a que los sindicatos policiales que han denunciado lo insostenible de esta situación y han expresado malestares en el seno del propio cuerpo de policía, lo sigan haciendo para llegar a un trato más justo de todas las personas..

Y en último lugar, pedimos junto a los compañeros de la Asociación de Sin Papeles de Madrid:

1) Que desaparezcan los controles masivos, programados y sistemáticos de identificación a personas. Que no se realicen identificaciones racialmente selectivas. Que no se realicen identificaciones selectivas en el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana y en los lugares de arraigo (embajadas, escuelas, locutorios, transporte o lugares de realización de trámites). Que se acaben los malos tratos y que se vigile el trato digno.

2) Una reunión con Delegación de Gobierno y las autoridades políticas competentes para tratar esta situación.

3) Y que se haga público el compromiso por parte las autoridades para acabar inmediatamente con esta situación. Porque la vida no es una cárcel. Paremos los controles.

Madrid, 28 de Mayo de 2009. Red de Apoyo del Ferrocarril Clandestino


Fotos: Edu León

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